Breve historia y aspectos técnicos de los tapices
La palabra Tapiz se encuentra ya en la literatura artística en inventarios desde el siglo XVI refiriéndose a la ciudad de Arras en Flandes, un importante centro de producción de obras como para hacerla famosa en el nombre del propio producto.
El término significa decoraciones murales entretejidas de dimensiones importantes, a menudo adornadas con escenas narrativas zoológicas, heráldicas, sagradas o profanas o incluso con composiciones vegetales, destinadas a ser colgadas en las paredes de habitaciones en lugar de papel pintado vintage, salones o a lo largo de los pasillos de las iglesias.
A lo largo de la historia, los tapices han cumplido muchas funciones, se han realizado en formatos variables.
Se encuentran como decoración de paredes, como componentes de mobiliario, como elementos decorativos de prendas de vestir o incluso como kits eclesiásticos.
¿Qué es un tapiz?
La palabra indica un trabajo textil caracterizado por una estructura material particular y específica, que lo diferencia de cualquier otro tipo de producto textil.
La técnica de tejido de tapices se basa en una operación milenaria como es el más simple entretejido entre la urdimbre (hilos verticales) y la trama coloreada (hilos horizontales): el lienzo.
En ambos casos, durante el tejido, las figuras aparecían estiradas horizontalmente, en la posición de la trama del tapiz terminada la imagen experimentaba una rotación de noventa grados.
Su período de mayor difusión se inició a partir de la segunda mitad del siglo XIII hasta finales del siglo XVIII.
En estos cuatro siglos y medio, los tapices, tejidos en toda Europa, pero especialmente en Flandes y Francia, se convirtieron en objetos de arte muy codiciados por los compradores más acaudalados como emblemas del estado del bienestar, ciertamente por su refinada belleza, pero también por su practicidad de uso ya que son fácilmente transportables y explicables tanto en interiores como en exteriores en las más diversas situaciones.
Revolución Francesa
Con la Revolución Francesa terminó su etapa más gloriosa. La mecanización de la industria textil y el surgimiento de un estilo de vida urbano burgués y la consiguiente sustitución del edificio por el apartamento de la ciudad llevaron inevitablemente a la impracticabilidad de desplegar grandiosas vestimentas tejidas.
Esto supuso, por un lado, la crisis y el cierre definitivo de numerosas fábricas y, por otro, coincidió con la manifestación de profundos cambios relacionados con la revolución industrial.
Diversos momentos creativos marcaron la realización de la obra, el artista al que se le encargó la maqueta realizó varios dibujos preparatorios a lápiz y luego realizó el boceto a todo color con detalles.
Habitualmente ya dentro de las fábricas trabajaban pintores especializados que transformaban el boceto en un cuadro de tamaño natural.
Los artesanos que tejían tapices en la época dorada de la tejeduría (del siglo XIV al XVI) supieron renovar y cambiar continuamente el modelo pictórico, potenciando las cualidades estéticas y afinando las propiedades técnicas.
el tejido es la fase real de realización del objeto, que se impone como una herramienta creativa autónoma y no sólo como un medio técnico.
Durante la década de 1700 se alcanzaron cotas exasperadas de virtuosismo técnico, lo que provocó que gran parte de la producción de tapices acabara representando muy refinadas pero poco más que simples copias textiles de la pintura.
El rápido y progresivo declive de la manufactura debido a la falta del componente creativo del tapicero también se debió en gran medida a razones socioeconómicas.